sábado, 24 de mayo de 2008

Hikikomori

Hikikomori: adolescente o adulto joven abrumado por la sociedad japonesa y que se siente incapaz de cumplir los roles sociales que se espera de el /ella, reaccionando con un aislamiento social. También llamados "niños caracol".


Es el síndrome más famoso internacionalmente con origen en Japón, y lo alarmante es que se está convirtiendo en un fenómeno social: Según algunas estimaciones, puede que haya un millón de hikikomoris en Japón, la mayoría varones primogénitos.

Algunos expertos predicen que la mayoría de hikikomori que se encierran durante un año o más no puedan volver a rehacer sus vidas. Eso significa que si por fin salen de sus habitaciones es posible que no puedan tener un trabajo a tiempo completo o involucrarse en una relación larga. Y muchos de ellos nunca llegarán a salir. El pensamiento común de un hikikomori es: "mejor quedarse en mi habitación que arriesgarse a salir al mundo y fallar"

La tasa de rechazo a la escuela se ha doblado desde 1990 (muchos chavales se pelan las clases durante un mes o incluso durante más de un año, se considera el precursor del sindrome de hikikomori). "Los hombres comienzan a sentir la presión en el bajo instituto, y su éxito está ampliamente definido en pocos años" dijo James Roberson, un antropólogo cultural. "Muchos de estos estudiantes se dicen a sí mismos: al diablo, no me gusta y no sé hacerlo bien" Además, la sociedad japonesa puede permitírselo. Los jóvenes permanecen en casa de sus padres hasta la veintena y la mayoría de familias tienen suficiente capital como para mantener a sus hijos indefinidamente... y así lo hacen.

El Dr. Tamaki Saito Saito, que ha tratado más de 1000 pacientes de hikikomori como director médico del Sofukai Sasaki Hospital a las afueras de Tokio, ve el problema como una enfermedad familiar y social, causada en parte por la dependencia entre los padres japoneses y sus hijos, y la presión hacia los chicos, sobre todo si son hijos mayores, de ser los mejores tanto en el mundo académico como en el mundo empresarial. Los padres japoneses de hoy les piden tanto a sus hijos porque el estado les permite tener muy poca descendencia para mantener la tasa de natalidad. Todas las esperanzas de un padre se dirigen al hijo mayor: si no consigue colocarse en la élite académica y empresarial lo ven como un fracaso.

En nuestra cultura, los adolescentes, casi por definición, rechazan la sociedad y no encuentran sitio en ella. Su respuesta muchas veces es unirse a una "tribu urbana": Skins, góticos, punkarras, frikis... lo que sea para llamar la atención. Pero en Japón, donde prima la uniformidad y resaltar casi es un pecado nacional, la rebelión aparece de forma muda, como los hikikomori. Cada país tiene sus propios problemas con la juventud: En Estados Unidos se unen a bandas callejeras, en España se meten de todo en las macrodiscotecas... En Japón reina la apatía como forma de enfrentar el miedo a lo desconocido.




Fuente: NYT magazine
Vídeo tomado de: Blog de Procesos afectivos y motivacionales
imágenes: Nishibu

Eduardo Bravo Lange
Tutor Coordinador

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